Convocamos un movimiento para la democracia real en todas las comunidades
Vivimos en tiempos desalentadores. Hoy más que nunca necesitamos acciones radicales y decisivas para detener la devastación ecológica. Las clases dominantes siguen enriqueciéndose a expensas del pueblo mientras preparan sus defensas para contener las mareas venideras. El llamado a la acción hoy en día es más urgente que nunca.
Son las personas comunes las que se ven directamente afectadas por esta crisis ecológica, y son las mismas que no ejercen el poder. Desde el cambio de clima, la violencia del estado y la gentrificación, en la esencia de los problemas a los que nos enfrentamos hay una crisis de democracia. La organización nos lleva a la resistencia, pero la resistencia no implica gobernar pues incluso los gobiernos elegidos popularmente deslegitiman el poder del pueblo instaurando élites políticas por encima de nosotros para así gobernar en nuestro nombre.
Y es así como los movimientos populares luchan contra la hidra policéfala. A menor escala se puede frustrar algún desalojo, pero para millones la vivienda sigue precaria. Fuertes bloqueos surgieron en respuesta a proyectos de oleoductos y lo único que obtuvieron como respuesta fue la disolución de sus plantones o simplemente el desvío de los oleoductos. En 2003 se registraron algunas de las más grandes manifestaciones a nivel mundial que aún no fueron suficientes para impedir la invasión de Irak. Los intereses del sistema capitalista están en constante conflicto con los intereses de nuestras comunidades y del medio ambiente, generando crisis tras crisis. Y la autoridad política, ajena a las necesidades de los más necesitados, privilegia los intereses de los que tienen el dinero y el poder. Si, es el sistema el verdadero problema.
Necesitamos un mejor enfoque, más que las luchas particulares que intentan contener los excesos y brutalidades del sistema actual, una estrategia coherente para nuestro movimiento que realmente pueda construir el sistema del mañana. Democracia, ecología, libertad, cooperación, bienes comunes, autodeterminación, la igualdad de todas: no luchamos solo para defender estos valores, sino para consagrarlos en las instituciones y el gobierno de nuestra sociedad.
En el transcurso del año pasado, nuestras organizaciones han fortalecido relaciones mutuales, aprendiendo unos de otros, generando recursos compartidos y perfeccionando una visión común de cómo juntos se puede crear el mundo verdaderamente democrático que necesitamos.
Nos juntamos en esta red llamada Simbiosis con el objetivo de unificar el vasto ecosistema de proyectos abocados a la economía solidaria y democracia participativa en comunidades a través de América del Norte en un movimiento popular del cambio revolucionario.
Nuestra Estrategia
Para transformar la sociedad, necesitamos construir el nuevo mundo sobre el cascarón del viejo. La gente común: vecinos y colegas, conocidos y extraños; todos pueden organizar espacios de reunión, forjar relaciones y superar el aislamiento de la vida cotidiana.
Juntos podemos crear instituciones de verdadera democracia y conexión humana, desde los lugares donde vivimos y trabajamos. A través de la organización de instituciones de participación popular, podemos satisfacer nuestras necesidades inmediatas y formar una nueva base de poder para canalizar la acción colectiva de la gente de clase trabajadora: para construir y, sí, también para luchar. Nuestros medios de resistencia contra el capitalismo y la represión gubernamental pueden y deben ser también los cimientos de nuestro futuro democrático.
A medida que nuestras instituciones de base cultivan economías cooperativas locales y sistemas de ayuda mutua cada vez más sofisticados, podemos hacer crecer un nuevo bien común en manos de la gente, un verdadero socialismo desde abajo, una democracia económica.
Es de vital importancia que nuestras redes de consejos comunitarios, asambleas populares, sindicatos de inquilinos y otros organismos de democracia participativa pueden comenzar a formar un contrapeso a las instituciones que actualmente gobiernan nuestras vidas, organizando la sociedad en paralelo a y contra el capitalismo y el estado. Nuestros sindicatos pueden apoderarse del lugar de trabajo; nuestros sindicatos de inquilinos pueden tomar el control de la vivienda; nuestros consejos y asambleas pueden reestructurar la autoridad política en torno a sus propios procesos de democracia directa confederal.
El marco de la construcción de un poder popular fuera de las instituciones gobernantes actuales que nos ayude a desafiarlas y desplazarlas a través de nuestras propias instituciones verdaderamente democráticas, se denomina “doble poder.”
Tal proceso de transformación política también puede ser revolucionario para transformarnos a nosotros mismos. Vemos la democracia radical como un medio para ayudar a superar el racismo, el patriarcado y otras jerarquías sociales, al desmontar los fundamentos materiales de la opresión y desentrañar los prejuicios a través de la lucha común para dar vida a los principios de igualdad. Es a través de esta práctica vivida de cooperación y solidaridad que podemos aprender a ser seres democráticos, a ser ciudadanos, que han aprendido de nuevo el arte de tomar decisiones juntos.
Dentro de nuestras organizaciones se gestan elementos con esta visión en nuestras propias comunidades, pero esta estrategia no es un simple invento para nosotros mismos ya que ha estado presente, en gran parte de los movimientos revolucionarios a través de la historia, desde la Comuna de París hasta la Primera Intifada. Es cada vez más un sello, incluso el sentido común, de muchos movimientos radicales en todo el mundo. Desde que los zapatistas salieron de la selva chiapaneca en 1994, para exigir un mundo donde quepan todos los mundos, hemos visto una evolución convergente hacia este tipo de política, a través de una amplia gama de tradiciones políticas progresistas. Desde el movimiento de liberación negra a la lucha por la libertad kurda, desde iniciativas de justicia de vivienda a cooperativas de trabajadores, desde organizadores inmigrantes a revolucionarios indígenas, desde la tendencia de construcción de bases a la ecología social, desde asambleas de movimiento popular a Occupy, desde los clubes del bloque a la fábrica, las condiciones de nuestro tiempo están cambiando las políticas radicales hacía converger en el doble poder, hacia una verdadera democracia en el aquí y ahora.
Nuestra intención es reunir estas diversas fuerzas lo mejor que podamos en América del Norte, crear el espacio político para que definamos este movimiento y hacerlo crecer más allá de lo que somos capaces individualmente.
Más Allá de Lo Local
Nuestras organizaciones se juntan porque reconocen que nuestra lucha no se puede ganar mediante solo el nivel local. Necesitamos proyectar nuestra estrategia hacia una red sólida, o una confederación.
La organización en nuestras comunidades nos obliga a experimentar y lo aprendido durante esa experimentación se deben compartir entre nosotros para poder avanzar hacia nuevos territorios de soluciones radicales en lugar de girar alrededor del mismo círculo.
De gran importancia resulta nuestra capacidad de difundir y sembrar nuevos proyectos locales. El futuro de nuestro movimiento dependerá del rápido cultivo de la democracia radical en comunidades por todo el mundo. Para esto, necesitamos la visibilidad de una plataforma común, con la capacidad de apoyar a las personas a desarrollar sus propias iniciativas o conectarlas con aquellas que ya existen. Debemos formar un núcleo institucional y una base de recursos para este movimiento.
Por último, necesitaremos esta red o confederación para llevar nuestra lucha más allá del nivel local. El poder de la clase dominante está organizado sin importar a las fronteras, y si la democracia finalmente ganara, debemos estar también organizados.
A medida que este proyecto avanza, las posibilidades son infinitas. Podemos implementar programas de intercambio entre organizaciones comunitarias de varias regiones, para aprender más sobre la organización en un contexto diferente y para reforzar las relaciones que unen a nuestro movimiento. Se podría también crear un programa de capacitación para organizadores que recorran América del Norte, establecer relaciones institucionales con los fondos cooperativos que ya existen y canalizar los recursos directamente a los grupos de base. Se pueden forjar vínculos con confederaciones que se formen en otras partes del mundo y avanzar hacia un movimiento verdaderamente global.
A medida que las ramas del árbol crecen se extienden, sus raíces se afianzan cada vez más profundo.
Congreso de Movimientos
Con ese fin, planeamos organizar una junta presencial en el verano del 2019, un congreso de movimientos.
Los objetivos de este congreso son:
- Conectar a organizadores, activistas y pensadores que comparten esta visión en busca de una sociedad libre, para aprender unos de otros y unir nuestro movimiento con relaciones nuevas y fortalecidas;
- Deliberar como una reunión de movimientos a través de un proceso participativo y democrático, para determinar la visión y la estructura de la organización que construimos juntos;
- Lanzar una confederación de movimientos locales desarrollando el doble poder a través de la democracia radical.
Esperamos que este congreso y la organización del movimiento tenga como resultado las colaboraciones conjuntas entre muchas personas y organizaciones asociadas que darán forma conjunta a su visión y objetivos.
Dada su naturaleza y al ser impulsados por la visión de cada uno de sus participantes, el resultado de esta reunión no puede ser predeterminado.
Únanse a Nosotros
A los individuos, les invitamos unirse como miembros de Simbiosis, organizando en sus propias comunidades y contribuyendo a nuestro proyecto más amplio según sus capacidades.
A las organizaciones, les invitamos a unirse como organizaciones miembros de Simbiosis o como organizaciones parejas con fin de convocar junto con nosotros nuestro congreso.
Juntos, podemos transformar las condiciones de nuestra época, y construir nuestro mundo de nuevo.
Todo poder al pueblo.
Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo en Defensa de la Tierra y el Territorio – Oaxaca, MX
Black Socialists of America – EEUU
Chicago Community Councils – Chicago, Illinois
Cooperation Jackson – Jackson, Mississippi
Degrow US – EEUU
Demand Utopia – EEUU y Canadá
Democratic Socialists of America Libertarian Socialist Caucus – EEUU
Eugene Assembly – Eugene, Oregon
Institute for Social Ecology – Vermont
James and Grace Lee Boggs Center – Detroit, Michigan
Kola Nut Collaborative – Chicago, Illinois
Olympia Assembly – Olympia, Washington
Solidarity Research Center – Los Angeles, California
Symbiosis PDX – Portland, Oregon
Woodbine – Queens, Nueva York